En un abrir y cerrar de ojos, tus hijos habrán crecido, vivirás con puertas cerradas y toda conversación será acerca de su independencia, ya no necesitarán más de tu calor y compañía para quedarse dormidos.
Muchas mamás, comenzamos el ritual para dormir casi todas las noches, el cual empieza con un baño, leer un libro, ir apagando las luces, cobijarlos, poner canciones suaves, abrazar, cargar, arrullar, besar, contar cuentos hasta terminar acostadas junto a ellos y estar ahí, untos y pegaditos para que puedan dormir seguros y tranquilos.
Lo que más queremos es que se vayan a dormir temprano, porque hay muchísimas cosas que aún nos quedan por hacer: ver tv con la pareja, leer, lavar trastes, terminar de trabajar, arreglar mochilas o dormir por fin. Quehaceres que jamás terminan.
Entre las 7 y las 9 de la noche tenemos un tiempo que podría tomarse como tiempo extra, pero, a pesar del afán por querer tener todos los pendientes listos, es uno de los momentos más íntimos que tenemos con los peques, durante estos momentos sólo alegría y risas, o llanto y cansancio, todo depende de cómo estuvo el día, pero siempre hay besos, mimos y te amos. Siempre hay historia y acontecimientos que nos quieren contar, es un momento especial.
Y no estoy hablando de colecho. Me gusta pensar que lo que ahora estoy haciendo por y con ellos, aunque a muchos padres no les parezca correcto, de alguna manera les ayudará en un futuro, los dará más seguridad, los hará crecer sin vacíos ni miedos, y eso mismo podrán enseñarle a sus propios hijos cuando sean adultos.
Porque ya llegará el día en que querrán dormir solos, tener su propio espacio y que cierres la puerta, y que dejes de ser tan empalagosa e intensa.
Los niños crecen a una velocidad increíble, y la infancia no se repite. Una vez que crezcan, y quieran dormir solitos, no podemos volver el tiempo atrás, aunque queramos. Algún día dormirán sin pedir más nada hasta el día siguiente, y podrás dormir a tus anchas en tu cama completa.
Aunque acostarse con los niños a veces son sólo unos minutos, a veces pueden ser varias horas, me tomo un tiempo y pienso en que si mis hijos necesitan ese espacio conmigo, no es por capricho, sino porque sus papás somos su mejor refugio, su mayor seguridad.
No pretendo convencerte, no todos los padres piensan igual y es respetable, sólo quiero que sepas que para mí, este hábito me hace sentir más conectada con mis hijos, ya que no serán pequeños toda la vida. Además, pasamos muchas horas separadas de ellos por trabajo y escuela, por eso aprovecho esas horas y ese espacio con ellos.
Créditos: Naran Xadul. inspirado en @karlaDoula